Habrás escuchado hablar de países en vías de desarrollo.
Un desarrollo que no llega nunca, porque si esos países se desarrollaran como el modelo de desarrollo occidental no hay planeta que pueda sostener eso.
De hecho, no hay planeta que sostenga ni siquiera este modelo de consumo actual.
Hace ya mucho tiempo que los ecologistas vienen calculando que se necesitaría cuatro planetas Tierra para que todo el planeta pudiera vivir con el estilo de vida de Europa.
Es decir, algo inviable.
Y de esto te hablamos en el episodio de hoy sobre la protección del territorio. Para ello, pasamos por:
- Qué significa esta idea del desarrollo y del progreso y de dónde venimos.
- Por qué volver a recuperar el territorio-cuerpo es una de las cosas que nos robó la manera comúnmente conocida de entender el progreso.
- La interconexión de los conflictos sociales, económicos y los ecosistemas.
Extracto de la conversación
El desarrollo, el progreso y de dónde viene
Esta idea está desde un inicio asentada en el avance sobre los territorios, porque tiene todo que ver con la famosísima Revolución Industrial.
Obviamente, como todo movimiento, ha tenido grandes avances innegables, de los que no estaríamos haciendo esto que estamos haciendo ahora y grabando el pódcast si eso no hubiese pasado.
Pero ese proceso de transformación económica, social y tecnológica, básicamente lo que supuso es el paso de una economía rural basada en la agricultura y en el comercio a una economía urbana industrializada y mecanizada.
Entonces, claro, esto ya nos da la pauta.
Si lo miramos en el espacio para poder hacer ese cambio, una de las cosas que hubo que hacer es obligar a la gente que vivía en las zonas rurales a abandonar esos territorios y que entendieran por qué para ellos era mejor ir a vivir en un suburbio. Porque no se iban a vivir al centro, iban a vivir al suburbio de una enorme ciudad para convertirse en obreros de las industrias que estaban surgiendo.
Claro, eso si no lo vemos como estos grandes procesos abstractos, históricos y no como en la vida de las personas, es un gran desgarro.
Porque sacarte de todo de tu entorno, de tu cultura, de tu manera de entender la vida, de tus ritmos, de lo que conecta tu cuerpo con quién eres para meterte en el lapso de una vida, en otra cosa completamente diferente.
La extracción y la explotación de los recursos de un territorio para favorecer a otro territorio. Y cuando decimos recursos, ahí metemos los famosos recursos humanos.
Entonces, claro, para que eso pasara, se necesitó la fuerza para hacer eso y de hecho un avance sobre el campo.
Y eso está pasando ahora, eso sigue sucediendo.
Además de que ya se ve que es completa y absolutamente insostenible, en nombre de ese desarrollo y de ese progreso se siguen desmantelando comunidades, se siguen arrasando territorios, se sigue pasando por encima, sobre todo, de las concepciones de esas comunidades sobre su propio territorio.
La reconexión y el intento de volver
Hay algo que dicen las personas de las comunidades:
“Bueno, pero si a la gente de la ciudad les gusta tanto la ciudad, ¿por qué cuando tienen que descansar vienen a nuestros lugares? ¿Por qué van a la naturaleza si el progreso y el desarrollo de esa manera de vivir es tan maravillosa? ¿Por qué cuando tienen un tiempo libre y necesitan estar mejor con ellos mismos, van a la naturaleza?”
Esta forma de vida moderna. Desde las grandes ciudades nos hemos desconectado completamente. Nos hemos alienado de este origen con una creencia muy profunda y una vivencia muy profunda.
Y es que nosotros ya no somos tierra.
De ahí también viene esta propuesta de nuestro Foro Internacional para Agentes de Cambio que se llama Somos Tierra.
La tierra como lugar sagrado y centro de la vida en la naturaleza y en la sociedad
Y que, por lo tanto, se tiene que preservar.
En otras hay muchas culturas contemporáneas de nosotros, ahora mismo recuerdan y todavía creen que el alejamiento del territorio no es un desplazamiento de los cuerpos.
No entienden sus cuerpos desarraigados de la tierra, el del pedirles que se desplacen de un territorio y desarraigar los de su vida. Del sentido de su vida.
No solamente de algo ajeno, como lo entendemos desde este lado del mundo.
“Todos somos indígenas”
Así lo decía Daniel Cristian Wahl, que decía esta cosa en su entrevista tan maravillosa en Somos Tierra.
Y lo dice un señor que tiene una trayectoria de trabajo sobre sí mismo y de cuestionar su privilegio y su identidad,
Todos somos indígenas, todos tenemos un territorio al que vincularnos, todos y todas es todos y todas igual. Todos tenemos esa raíz.
Proteger el territorio nos obliga a hablar de violencia y de violencia sistémica
Y claro, y otra de las cosas que ha hecho este “desarrollo”, es considerar a las culturas que defienden el territorio que lo protegen y que no quieren salirse de ahí. Que no quieren el desarrollo en este sentido.
Obviamente, son culturas atrasadas, son primitivas.
Y claro, vemos el desastre ecológico ahora mismo y pensamos bueno, no sabemos quién es más primitivo en su pensamiento o más absurdo en su pensamiento.
Como dice Galeano, «son gentes que no hacen arte, hacen artesanías».
El territorio como parte de sus cuerpos
Hay un texto maravilloso que se hizo en la Audiencia pública de la Comisión Mundial para el Desarrollo Medio Ambiental, en el que un anciano de la tribu Crenak hablaba de por qué para ellos era imposible un reasentamiento. Porque claro que dice el Estado es bueno, pero es que yo no te dejo sin territorio, yo te rehaciendo en otro lugar, ¿no?
Y él decía:
“Cuando nuestro gobierno requisó nuestras tierras en el valle del Río 12, quería darnos otro hogar en un sitio distinto. Pero el gobierno, el Estado, nunca entenderá que no tenemos otro sitio donde ir.
El único lugar donde puede vivir el pueblo Crenak y reinstaurar su existencia, donde podemos hablar con nuestros dioses, hablar con nuestra naturaleza, fraguar nuestras vidas, es ahí donde nuestros dioses nos crearon.
Es inútil que el gobierno nos coloque en un lugar precioso, incluso en un buen sitio, con mucha casa y mucha pesca.
El pueblo Crenak continuará muriendo y moriremos insistiendo en que solamente tenemos un lugar donde vivir.
No hace feliz a mi corazón ver la ineptitud de la humanidad. No me causa ningún placer venir aquí y hacer estas declaraciones. No podemos seguir viendo el planeta en el que vivimos como si fuese un tablero de ajedrez donde la gente mueve las cosas de un lado a otro. No podemos considerar el planeta como algo aislado del cosmos.”
Pueblos originarios, culturas ancestrales
Y parece que desde Occidente estamos hablando de cuestiones muy vanguardistas. Estamos hablando de conflictos que vienen de la globalización de la economía y problemas globales.
Y los Estados que se convierten en realidad en testaferros de bienes privados que necesitan eso para construir una mina, para construir un embalse y que aseguran y sostienen ese nivel de violencia sistémica.
Porque claro, esa es la otra, la cuestión de criminalizar la protesta social.
O sea, obviamente, y siempre se ha criminalizado a quienes se quejan por eso y mucho más si además hemos generado un paradigma en el que esas personas no tienen ningún tipo de rango social, puede ser indígena.
A cualquier escala, en cualquier lugar.
Es como, claro, pero cuánto más criminal es organizar un estado para ir a reprimir a unas personas que lo que están haciendo defendiendo la vida para todos.
La represión organizada
O sea, no estamos hablando de:
“Ay, una gente loca que hace cosas raritas.”
No.
La protección del territorio es proteger la vida
Se nos hace muy estrecha una visión del mundo tan antigua. Como que lo que ocurre en mi parcela es lo mío.
Los ecosistemas, la naturaleza, nos enseñas que todo mundialmente planetariamente está interconectado.
Y de hecho, una de las cosas que se está peleando por reconocer y que se está consiguiendo en algunos lugares, es reconocer derecho legal de la naturaleza, considerarla un ente jurídico, porque es la única manera de poder defenderla legalmente.
Estos conflictos sociales, económicos y con los ecosistemas mundialmente ya están interconectados
Requerimos que las personas estemos viviendo donde estemos viviendo pasemos de una conciencia pequeña individual.
O una conciencia social localizada a una conciencia planetaria. Lo que está ocurriendo en cualquier lugar del planeta, que es mi casa, es algo que está ocurriendo, que me está ocurriendo a mí. Es algo que sí tiene que ver conmigo.
Y que le está ocurriendo a mi cuerpo.
Porque al final todas las todo el desastre alimentario que tenemos.
Como los virus y todo lo que se está reproduciendo y que está completamente relacionado con este desastre en cuanto a la ecología, en cuanto al tipo de alimentación.
Entonces claro, entender que…
Proteger el territorio es proteger nuestro cuerpo, es proteger el aire que respiramos, es proteger la cultura que somos, es proteger a mis vecinos y protegerme a mí
Y es protegernos de eso.
James Rifkin decía una cosa interesantísima analizando el tema de la colonización:
«La profanación del suelo como espacio sagrado es, desde la colonización, un ritual psiquico mediante el cual los seres humanos aturden a su presa, preparándola para la ejecución. Mantenernos despiertos y despiertas es proteger nuestra casa-cuerpo, proteger el territorio en el que nuestro cuerpo se asienta».
P.D. RECORDATORIO: esto es tan solo un pequeño extracto de nuestra charla. Puedes escuchar el episodio al completo en la parte superior de esta misma página o en cualquiera de estas plataformas de pódcast: Spotify, iVoox, Apple Podcasts o YouTube.
Recursos mencionados
- Voz introducción: Eva Guillamón. Actriz, docente, intelectual, fotógrafa, cantante y escritora. En su ecosistema se imponen la música y la poesía, sea como se llame la profesión que se apoya por igual en el canto y la palabra. Puedes conocerla mejor en su Instagram y su web.
- Música: Francisco J. Hernández. Biólogo y artista plástico con una reconocida carrera en el campo de la Ilustración científica y de naturaleza. Músico de corazón, indígena asombrado del siglo XXI y, sobre todo, un hermoso hombre árbol. Puedes conocerlo mejor en su Instagram y su web.