Episodio T2x07 Y parecía fácil… Cumplir años

La sociedad occidental nos presenta cumplir años en contra de la vida, como si no fuese a ocurrir.

Como si envejecer y morir fuese una carrera en contra de algo que va a suceder, en lugar de como una preparación, amistad y fiesta de algo que es lo único que sabemos desde que nacemos.

Como diría Krishnamurti, ese sería el síntoma más evidente de lo mal planteada que está la sociedad y de lo anclada en bases muy enfermas.
Pues para el envejecimiento es lo único para lo que no nos preparamos.

Y ya no solo eso, sino que vivimos en contraposición y con miedo.

Entonces, ¿qué sentido tiene generar una sociedad y una cultura que vive con pánico de algo que necesariamente va a ocurrir?

En este episodio te contamos nuestra perspectiva y experiencia sobre estas cuestiones, así cómo:

Los efectos invisibles y la presión social que genera este planteamiento de vida.

Lo que ocurre en la psicología con los números redondos del cambio de década.

Las sensaciones de este tipo de ritos de paso como cierre y apertura de ciclo y su diferencia entre hombres y mujeres.

P.D.: dos integrantes de Árbol Dúo cumplen años este fin de semana de noviembre escorpiano. ¿Imaginas quiénes son? Te lo desvelamos en el episodio. 😉

Lo ancestral y lo transcendente del cambio de ciclo en las mujeres

Hay una cosa muy interesante de la fase de la chamana respecto a toda esa energía que estuvo puesta hacia afuera

En las comunidades originarias hablan del momento en el que la menstruación deja de estar al servicio de nutrir la vida, tanto si quieres tener hijos como si utilizas tu regla, por ejemplo, para sembrar intenciones o hacer rituales.

En ese momento la idea no es que se va la regla en realidad, sino que esa energía ya empieza a ciclarse hacia adentro.

Y es como si, de repente, la comunidad te dijera:

“Bueno, ya está. Ya has cumplido tu servicio y ahora tu energía está disponible para tu sueño”.

Y es muy curioso muchas veces cómo lo opuesto que es a la sociedad occidental donde parece que empieza el derrumbe.

La mirada de deshecho social

En teatro comunitario, ambos hemos trabajado con mujeres muy mayores, aproximándonos a esa realidad de “soy un desecho social porque soy improductiva desde todos los puntos de vista”.

Para tener hijos, para trabajar.

Esa mirada de “no estoy en el target de nada; estoy fuera de los anuncios; estoy fuera de alguien deseable”.

Incluso ya no sería solo lo deseable, sino también esto que sucede de deseante.

Lo deseable lo pone en la mirada de lo de afuera.

Entonces, es muy duro sentir que te conviertes en alguien invisible, que es un poco como lo describen. Como alguien no deseante.

Como alguien que ya está cerrando su vida.

Resulta curioso que para unas culturas sea el momento en el de máxima sabiduría y de cosecha de todo lo que hasta ahora has ido desperdigando por ahí.

Es como que ha llegado a un sitio de reconocimiento, de admiración.

Y que en el otro lado sea justo lo contrario: un sitio de invisibilización y como de “bueno, y ahora vive lo que tú quieras sin molestar mucho”.

Entonces, ¿qué estamos haciendo con el envejecimiento en la sociedad occidental?

Es fruto más allá de que vivimos en una sociedad de consumo fuerte y de que un niño sea alguien en quien invertir, porque en un momento se va a convertir en aquello que la sociedad necesita.

Lo interesante a recalcar es esta perspectiva de que envejecer en nuestra sociedad productiva es de alguna manera una decadencia.

Sin embargo, el envejecimiento es algo que sabemos que va a llegar.

Y hacer un trabajo en relación con el cambio del cuerpo forma parte del entrenamiento en el acompañamiento contemplativo, en la muerte.

La pérdida del reequilibrio en la cultura occidental y la violencia en los síntomas de la normatividad

Tiene que ver con entender que hay toda una parte espiritual en el camino de la vida. Toda una parte intangible, invisible, que no solo la materia es lo que podríamos definir como vida.

Entonces, claro, en el momento en que la sociedad occidental perdió toda esa relación con lo invisible y con el espíritu, anulando toda esa parte y diciendo “no, aquí lo único que hay es razón y materia, y esto es lo que existe”, de repente nos quedamos sin lo único que podemos alimentar eternamente sin que envejezca: el espíritu.

O sea, el espíritu puede permanecer joven de forma permanente y alimentándose justo de aprendizaje, de nuevas experiencias.

Pero nos quedamos presos, atrapados en un comercial de perfume.

Con esta cosa de solo lo que se ve. Solo la materia es lo deseable y es lo que merece la pena.

Es el intento ridículo, que solo es comprensible en una sociedad tan neurótica como la nuestra. De hacer que no suceda aquello que biológicamente y naturalmente tiene que suceder.

Y claro, hay una decrepitud.

Es decir, igual que hablamos de cuerpos normativos, cuando se le dice a la mujer (aunque cada vez más al hombre también) “este es el cuerpo de una mujer”, con la vejez es la misma violencia con el crecimiento. Hay una violencia.

Ensalzar esa juventud normativa y dejar en los márgenes todo lo que no esté dentro de esa normatividad de juventud.

Con la vejez es una tortura porque es totalmente un pedido que es imposible de cumplir.

El señor del árbol del tejo: “Ya no quedan viejos como los de antes”

En una entrevista de El Bosque Habitado, un señor, que ya falleció y que se hizo muy famoso por plantar muchos árboles en el norte de España, hablaba de los tejos y de la importancia que tenía el árbol del tejo en el norte de España, donde se habían plantado.

El caso es que en varios pueblos cortaron tejos y en el medio de la entrevista el hombre, emocionado, decía:

“El tejo lo cortaron porque ya no quedan viejos como los de antes. Si quedaran viejos como los de antes, ese árbol no lo hubieran cortado”.

Entonces…

Aquí, en nuestro territorio cultural y político, nos preguntamos:

  • ¿Cómo habrán sido esos viejos de los de antes?
  • ¿Qué autoridad tendrían?
  • ¿Qué autoridad se daban socialmente?

Es toda una interacción y una interconexión compleja.

Al final esto muestra hasta qué punto nuestra sociedad se ha ido fragmentando y esa fragmentación hace que se pierdan.

Y no es por amor al pasado o por nostalgia.

No.

Es porque eran guardianes de una interconexión que estamos viendo lo necesario que es.

Y nosotros mismos, sociológicamente hablando, parece que vamos madurando y llegando a la vejez como con una carencia de una cierta solidez.

La vejez y la diferencia en los ritos de paso entre mujeres y hombres

Las mujeres tenemos ritos de paso físicos, biológicos, en relación con la edad.

La amenarquia es un rito de paso, la llegada de la primera regla. Luego, si tenemos hijos biológicos, ese es otro. Si tenemos la menopausia, otro rito de paso.

Entonces, claro, nos cueste más o menos, nuestra biología nos obliga a darnos cuenta del paso del tiempo. Nuestro cuerpo nos marca estos momentos.

En cambio, los hombres no lo tienen biológicamente.

En muchas comunidades ancestrales lo que se explica es que los ritos se hacían, sobre todo, para los hombres.

Y es interesante porque los antropólogos veían un machismo en esto.

Está claro que cada quien mira con los ojos que tiene, pero estos rituales se hacían más que nada porque los hombres no tenían los ritos físicos.

Entonces, necesitaban que el cuerpo social hiciera el rito de paso para que el cuerpo físico del hombre pudiese integrar la madurez.

Porque no tenían la experiencia que el cuerpo físico de la mujer sí tenía.

También se hacían ritos, pero eran más ritos que tenían que ver con la celebración. El rito estaba hecho en el cuerpo.

Y claro, tengamos más o menos buena relación con esos ritos, a las mujeres nos obliga a estar en una relación amorosa o de odio con el paso del tiempo.

Pero un hombre puede creerse que el paso del tiempo no va con él.

Y como, además, en esta sociedad un hombre de 60 años puede estar con una mujer de 20, que a todo el mundo le parezca maravilloso y de alguna manera beber de esa juventud, perfectamente puede generar una psique en la que no necesita hacer este camino de maduración.

Entonces,sobre todo para los hombres, recuperar los ritos de paso de la maduración sería esencial y ayudaría muchísimo socialmente.

Ritualizar los cumpleaños

Ritualizar este momento en el que damos una nueva vuelta al sol y empezamos un nuevo ciclo.

No tiene por qué ser una fiesta con globitos, sino de la forma que cada quien lo entienda.

Pero ritualizar.

Más allá de que nos gusten, lo pasemos bien y que sea un día muy especial, los cumpleaños ayudan mucho a ir amasando esta relación con el tiempo. Sobre todo con los efectos del tiempo en la materia que somos.

Por tanto, y para terminar…

Profundizar en ese ritual nos podría ayudar muchísimo a acompañar a nuestro sistema interno. A ir entrando en cada una de esas realidades que se abren con el paso del tiempo y el envejecimiento.

Recursos mencionados

  • Jiddu Krishnamurti. Pensador, orador, escritor y filósofo espiritual indio.
  • Constanza Lucadamo. Fundadora de la plataforma Viejenials.
  • Voz introducción: Eva Guillamón. Actriz, docente, intelectual, fotógrafa, cantante y escritora. En su ecosistema se imponen la música y la poesía, sea como se llame la profesión que se apoya por igual en el canto y la palabra. Puedes conocerla mejor en su Instagram y su web.
  • Música: Francisco J. Hernández. Biólogo y artista plástico con una reconocida carrera en el campo de la Ilustración científica y de naturaleza. Músico de corazón, indígena asombrado del siglo XXI y, sobre todo, un hermoso hombre árbol. Puedes conocerlo mejor en su Instagram y su web.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll al inicio